JORNADA PRIMERA

CUADRO ÙNICO (FINAL)

(Sale el SARGENTO.)

SARGENTO.
¿Vive Pedro Crespo aquí? 465

CRESPO.
¿Hay algo que usté le mande?

SARGENTO.
Traer a su casa la ropa
de don Álvaro de Ataide,
que es el capitán de aquesta
compañía, que esta tarde 470
se ha alojado en Zalamea.

CRESPO.
No digáis más; eso baste,
que para servir a Dios,
y al Rey en sus capitanes,
está mi casa y mi hacienda. 475
Y en tanto que se le hace
el aposento, dejad
la ropa en aquella parte,
e id a decirle que venga,
cuando su merced mandare, 480
a que se sirva de todo.

SARGENTO.
Él vendrá luego al instante. (Vase.)

JUAN.
¿Que quieras, siendo tú rico,
vivir a estos hospedajes
sujeto?

CRESPO.
Pues ¿cómo puedo 485
excusarlos ni excusarme?

JUAN.
Comprando una ejecutoria.

CRESPO.
Dime, por tu vida, ¿hay alguien
que no sepa que yo soy,
si bien de limpio linaje, 490
hombre llano? No por cierto;
pues ¿qué gano yo en comprarle
una ejecutoria al Rey,
si no le compro la sangre?
¿Dirán entonces que soy 495
mejor que ahora? No, es dislate.
Pues ¿qué dirán? Que soy noble
por cinco o seis mil reales.
Y esto es dinero, y no es honra;
que honra no la compra nadie. 500
¿Quieres, aunque sea trivial,
un ejemplillo escucharme?
Es calvo un hombre mil años
y al cabo dellos se hace
una cabellera. Éste, 505
en opiniones vulgares,
¿deja de ser calvo? No.
Pues ¿qué dicen al mirarle?:
" ¡Bien puesta la cabellera
trae Fulano!" Pues ¿qué hace, 510
si, aunque no le vean la calva,
todos que la tiene saben?

JUAN.
Enmendar su vejación,
remediarse de su parte,
y redimir las molestias 515
del sol, del hielo y del aire.

CRESPO.
Yo no quiero honor postizo,
que el defeto ha de dejarme
en casa. Villanos fueron
mis abuelos y mis padres; 520
sean villanos mis hijos.
Llama a tu hermana.

JUAN. Ella sale.

(Salen ISABEL e INÉS.)

CRESPO.
Hija, el Rey nuestro señor,
que el cielo mil años guarde,
va a Lisboa, porque en ella 525
solicita coronarse
como legitimo dueño;
a cuyo efeto, marciales
tropas caminan con tantos
aparatos militares 530
hasta bajar a Castilla
el tercio viejo de Flandes
con un don Lope, que dicen
todos que es español Marte.
Hoy han de venir a casa 535
soldados, y es importante
que no te vean; así, hija,
al punto has de retirarte
en esos desvanes, donde
yo vivía.

ISABEL.
A suplicarte 540
me dieses esta licencia
venía yo. Sé que el estarme
aquí es estar solamente
a escuchar mil necedades.
Mi prima y yo en ese cuarto 545
estaremos, sin que nadie,
ni aun el sol mismo, no sepa
de nosotras.

CRESPO.
Dios os guarde.
Juanico, quédate aquí
recibe a huéspedes tales, 550
mientras busco en el lugar
algo con que regalarles. (Vase.)

ISABEL.
Vamos, Inés.

INÉS.
Vamos, prima;
mas tengo por disparate
el guardar a una mujer, 555
si ella no quiere guardarse. (Vanse.)

(Salen el CAPITÁN y el SARGENTO.)

SARGENTO.
Ésta es, señor, la casa.

CAPITÁN.
Pues del cuerpo de guardia al punto pasa
toda mi ropa.

SARGENTO.
(Aparte al CAPITÁN.)
Quiero
registrar la villana lo primero. ( Vase.) 560

JUAN.
Vos seáis bien venido
a aquesta casa; que ventura ha sido
grande venir a ella un caballero
tan noble como en vos le considero.
(Aparte. ¡Qué galán y alentado! 565
Envidia tengo al traje de soldado.)

CAPITÁN.
Vos seáis bien hallado.

JUAN.
Perdonaréis no estar acomodado,
que mi padre quisiera
que hoy un alcázar esta casa fuera. 570
Él ha ido a buscaros
qué comáis; que desea regalaros.
Y yo voy a que esté vuestro aposento
aderezado.

CAPITÁN.
Agradecer intento
la merced y el cuidado. 575

JUAN.
Estaré siempre a vuestros pies postrado. (Vase.)

(Sale el SARGENTO.)

CAPITÁN.
¿Qué hay, Sargento? ¿Has ya visto
a la tal labradora?

SARGENTO.
¡Vive Cristo!,
que con aquese intento,
no he dejado cocina ni aposento, 580
y que no la he topado.

CAPITÁN.
Sin duda el villanchón la ha retirado.

SARGENTO.
Pregunté a una criada
por ella, y respondióme que ocupada
su padre la tenía 585
en ese cuarto alto, y que no había
de bajar nunca acá que es muy celoso.

CAPITÁN.
¿Qué villano no ha sido malicioso?
De mi digo que si hoy aquí la viera,
della caso no hiciera; 590
y sólo porque el viejo la ha guardado,
deseo, vive Dios, de entrar me ha dado
donde está.

SARGENTO.
Pues ¿qué haremos
para que allá, señor, con causa entremos
sin dar sospecha alguna?595

CAPITÁN.
Sólo por tema la he de ver, y una
industria he de buscar.

SARGENTO.
Aunque no sea
de mucho ingenio, para quien la vea
hoy, no importará nada;
que con eso será más celebrada.600

CAPITÁN.
Óyela, pues, agora.

SARGENTO.
Di ¿qué ha sido?

CAPITÁN.
Tú has de fingir... Mas no; pues que ha venido
este soldado, que es más despejado,
él fingirá mejor lo que he trazado.

(Salen REBOLLEDO y la CHISPA.)

REBOLLEDO. (A la CHISPA.)
Con este intento vengo 605
a hablar al Capitán, por ver si tengo
dicha en algo.

CHISPA.
Pues háblale de modo
que le obligues; que en fin no ha de ser todo
desatino y locura.

REBOLLEDO.
Préstame un poco tú de tu cordura. 610

CHISPA.
Poco y mucho pudiera.

REBOLLEDO.
Mientras hablo con él, aquí me espera.
–Yo vengo a suplicarte...

CAPITÁN.
(Al SARGENTO.) En cuanto puedo
ayudaré, por Dios, a Rebolledo,
porque me ha aficionado 615
su despejo y su brío.

SARGENTO.
Es gran soldado.

CAPITÁN. (A REBOLLEDO.)
Pues ¿qué hay que se le ofrezca?

REBOLLEDO.
Yo he perdido
cuanto dinero tengo y he tenido
y he de tener, porque de pobre juro
en presente, pretérito y futuro. 620
Hágaseme merced de que, por vía
de ayudilla de costa, aqueste día
el alférez me dé ...

CAPITÁN.
Diga, ¿qué intenta?

REBOLLEDO.
El juego del boliche por mi cuenta;
que soy hombre cargado 625
de obligaciones, y hombre, al fin, honrado.

CAPITÁN.
Digo que eso es muy justo,
y el alférez sabrá que este es mi gusto.

CHISPA.(Aparte.)
Bien le habla el Capitán. ¡Oh, si me viera
llamar de todos ya la Bolichera! 630

REBOLLEDO.
Daréle ese recado.

CAPITÁN.
Oye, primero
que le lleves. De ti fiarme quiero
para cierta invención que he imaginado,
con que salir intento de un cuidado.

REBOLLEDO.
Pues ¿qué es lo que se aguarda? 635
Lo que tarda en saberse es lo que tarda
en hacerse.

CAPITÁN.
Escúchame. Yo intento
subir a ese aposento,
por ver si en él una persona habita
que de mi hoy esconderse solicita. 640

REBOLLEDO.
Pues ¿por qué no le subes?

CAPITÁN.
No quisiera
sin que alguna color para esto hubiera,
por disculparlo más; y así fingiendo
que yo riño contigo, has de irte huyendo
por ahí arriba. Yo entonces, enojado, 645
la espada sacaré tú, muy turbado,
has de entrarte hasta donde
esta persona que busqué se esconde.

REBOLLEDO.
Bien informado quedo.

CHISPA.(Aparte.)
Pues habla el Capitán con Rebolledo 650
hoy de aquella manera,
desde hoy me llamarán la Bolichera.

REBOLLEDO.
¡Voto a Dios, que han tenido
esta ayuda de costa que he pedido
un ladrón, un gallina y un cuitado! 655
¡Y ahora que la pide un hombre honrado,
no se la dan!

CHISPA.
(Aparte.) Ya empieza su tronera.

CAPITÁN.
Pues ¿cómo me habla a mi desa manera?

REBOLLEDO.
¿No tengo de enojarme
cuando tengo razón?

CAPITÁN.
No, ni ha de hablarme. 660
Y agradezca que sufro aqueste exceso.

REBOLLEDO.
Ucé es mi Capitán; sólo por eso
callaré más, por Dios, que si hubiera
la bengala en la mano ...

CAPITÁN.(Echando mano a la espada.)
¿Qué me hiciera?

CHISPA.
¡Tente, señor!
(Aparte. Su muerte considero.) 665

REBOLLEDO.
... que me hablara mejor.

CAPITÁN.
¿Qué es lo que espero,
que no doy muerte a un pícaro atrevido?

(Desenvaina.)

REBOLLEDO.
Huyo, por el respeto que he tenido
a esa insignia.

CAPITÁN.
Aunque huyas
te he de matar.

CHISPA.
(Aparte.) Ya él hizo de las suyas. 670

SARGENTO.
¡Tente, señor!

CHISPA.
¡ Escucha!

SARGENTO.
¡ Aguarda, espera!

CHISPA.
Ya no me llamarán la Bolichera.

(Éntrale acuchillando, y sale JUAN con espada y PEDRO CRESPO.)

JUAN.
¡Acudid todos presto!

CRESPO.
¿Qué ha sucedido aquí?

JUAN.
¿Qué ha sido aquesto?

CHISPA.
Que la espada ha sacado 675
el Capitán aquí para un soldado,
y esa escalera arriba,
sube tras él.

CRESPO.
¿Hay suerte más esquiva?

CHISPA.
Subid todos tras él.

JUAN.
(Aparte.) Acción fue vana
esconder a mi prima y a mi hermana. 680

(Éntranse y salen REBOLLEDO, huyendo, e ISABEL e INÉS.)

REBOLLEDO.
Señoras, si siempre ha sido
sagrado el que es templo, hoy
sea mi sagrado aquéste,
pues es templo del amor.

ISABEL.
¿Quién a huir desa manera 685
os obliga?

INÉS.
¿Qué ocasión
tenéis de entrar hasta aquí?

ISABEL.
¿Quién os sigue o busca?

(Salen el CAPITÁN y el SARGENTO.)

CAPITÁN.
Yo,
que tengo de dar la muerte
al pícaro. ¡Vive Dios, 690
si pensase...!

ISABEL.
Deteneos,
siquiera porque, señor,
vino a valerse de mí
que los hombres como vos
han de amparar las mujeres, 695
si no por lo que ellas son,
porque son mujeres; que esto
basta, siendo vos quien sois.

CAPITÁN.
No pudiera otro sagrado
librarle de mi furor, 700
sino vuestra gran belleza;
por ella vida le doy.
Pero mirad que no es bien
en tan precisa ocasión
hacer vos el homicidio 705
que no queréis que haga yo.

ISABEL.
Caballero, si cortés
ponéis en obligación
nuestras vidas, no zozobre
tan presto la intercesión. 710
Que dejéis este soldado
os suplico; pero no
que cobréis de mi la deuda
a que agradecida estoy.

CAPITÁN.
No sólo vuestra hermosura 715
es de rara perfección,
pero vuestro entendimiento
lo es también, porque hoy en vos
alianza están jurando
hermosura y discreción. 720
(Salen PEDRO CRESPO Y JUAN, las espadas desnudas.)

CRESPO.
¿Cómo es eso, caballero?
Cuándo pensó mi temor
hallaros matando un hombre
os hallo...

ISABEL.
(Aparte.) ¡Válgame Dios!

CRESPO.
... requebrando una mujer? 725
Muy noble, sin duda, sois,
pues que tan presto se os pasan
los enojos.

CAPITÁN.
Quien nació
con obligaciones, debe
acudir a ellas, y yo 730
al respeto de esta dama
suspendí todo el furor.

CRESPO.
Isabel es hija mía,
y es labradora, señor,
que no dama.

JUAN.
(Aparte.) (¡ Vive el cielo, 735
que todo ha sido invención
para haber entrado aquí!
Corrido en el alma estoy
de que piensen que me engañan,
y no ha de ser.) Bien, señor 740
Capitán, pudierais ver
con más segura atención
lo que mi padre desea
hoy serviros, para no
haberle hecho este disgusto. 745

CRESPO.
¿Quién os mete en eso a vos,
rapaz? ¿Qué disgusto ha habido?
Si el soldado le enojó,
¿no había de ir tras él? Mi hija
estima mucho el favor 750
del haberle perdonado,
y el de su respeto yo.

CAPITÁN.
Claro está que no habrá sido
otra causa, y ved mejor
lo que decís.

JUAN.
Yo le veo 755
muy bien.

CRESPO.
Pues ¿cómo habláis vos así?

CAPITÁN.
Porque estáis delante,
más castigo no le doy
a este rapaz.

CRESPO.
Detened,
señor Capitán; que yo 760
puedo tratar a mi hijo
como quisiere, y vos no.

JUAN.
Y yo sufrirlo a mi padre,
mas a otra persona, no.

CAPITÁN.
¿Qué habíais de hacer?

JUAN.
Perder 765
la vida por la opinión.

CAPITÁN.
¿Qué opinión tiene un villano?

JUAN.
Aquella misma que vos;
que no hubiera un capitán
si no hubiera un labrador. 770

CAPITÁN.
¡Vive Dios, que ya es bajeza
sufrirlo!

CRESPO.
Ved que yo estoy
de por medio.

(Sacan las espadas.)

REBOLLEDO.
¡Vive Cristo,
Chispa, que ha de haber hurgón!

CHISPA.
¡Aquí del cuerpo de guardia! 775

REBOLLEDO.
¡Don Lope! Ojo avizor.

(Sale DON LOPE, con hábito muy galán y bengala y soldados.)

DON LOPE.
¿Qué es aquesto? ¿La primera
cosa que he de encontrar hoy,
acabado de llegar,
ha de ser una cuestión? 780

CAPITÁN.(Aparte.)
¡A qué mal tiempo Don Lope
de Figueroa llegó!

CRESPO.(Aparte.)
Por Dios que se las tenía
con todos el rapagón.

DON LOPE.
¿Qué ha habido? ¿Qué ha sucedido? 785
¡Hablad, porque voto a Dios,
que a hombres, mujeres y casa
eche por un corredor!
¿No me basta haber subido
hasta aquí, con el dolor 790
desta pierna, que los diablos
llevaran, amén, sino
no decirme: aquesto ha sido?

CRESPO.
Todo esto es nada, señor.

DON LOPE.
Hablad, decid la verdad. 795

CAPITÁN.
Pues es que alojado estoy
en esta casa; un soldado...

DON LOPE.
Decid.

CAPITÁN
.... ocasión me dio
a que sacase con él
la espada; hasta aquí se entró 800
huyendo; entréme tras él
donde estaban esas dos
labradoras; y su padre
y su hermano, o lo que son,
se han disgustado de que 805
entrase hasta aquí.

DON LOPE.
Pues yo
a tan buen tiempo he llegado,
satisfaré a todos hoy.
¿Quién fue el soldado, decid,
que a su capitán le dio 810
ocasión de que sacase
la espada?

REBOLLEDO.
(Aparte.) ¿Que pago yo
por todos?

ISABEL.
Aqueste fue
el que huyendo hasta aquí entró.

DON LOPE.
Denle dos tratos de cuerda. 815

REBOLLEDO.
Tra... ¿qué me han de dar, señor?

DON LOPE.
Tratos de cuerda.

REBOLLEDO.
Yo hombre
de aquesos tratos no soy.

CHISPA.(Aparte.)
Desta vez me lo estropean.

CAPITÁN.(Aparte a REBOLLEDO.)
¡Ah, Rebolledo!, por Dios, 820
que nada digas; yo haré
que te libren.

REBOLLEDO. (Aparte al CAPITÁN.)
(¿Cómo no
lo he de decir, pues si callo,
los brazos me pondrán hoy
atrás como mal soldado?) 825
El capitán me mandó
que fingiese la pendencia,
para tener ocasión
de entrar aquí.

CRESPO.
Ved agora
si hemos tenido razón. 830

DON LOPE.
No tuvisteis para haber
así puesto en ocasión
de perderse este lugar.
‹Hola, echa un bando, tambor,
que al cuerpo de guardia vayan 835
los soldados cuantos son
y que no salga ninguno,
pena de muerte, en todo hoy‹.
Y para que no quedéis
con aqueste empeño vos, 840
y vos con este disgusto,
y satisfechos los dos,
buscad otro alojamiento
que yo en esta casa estoy
desde hoy alojado, en tanto 845
que a Guadalupe no voy,
donde está el Rey.

CAPITÁN.
Tus preceptos
órdenes precisas son
para mí.

(Vanse el CAPITÁN, REBOLLEDO y la CHISPA y soldados.)

CRESPO.
Entraos allá dentro.

(Vanse ISABEL, INÉS y JUAN.)

CRESPO.
Mil gracias, señor, os doy 850
por la merced que me hicisteis,
de excusarme una ocasión
de perderme.

DON LOPE.
¿Cómo habíais,
decid, de perderos vos?

CRESPO.
Dando muerte a quien pensara 855
ni aun el agravio menor.

DON LOPE.
¿Sabéis, voto a Dios, que es
capitán?

CRESPO.
Sí, voto a Dios;
y aunque fuera él general,
en tocando a mi opinión 860
le matara.

DON LOPE.
A quien tocara,
ni aun al soldado menor,
sólo un pelo de la ropa,
por vida del cielo, yo
le ahorcara.

CRESPO.
A quien se atreviera 865
a un átomo de mi honor,
por vida también del cielo,
que también le ahorcara yo.

DON LOPE.
¿Sabéis que estáis obligado
a sufrir, por ser quien sois, 870
estas cargas?

CRESPO.
Con mi hacienda;
pero con mi fama, no;
al Rey, la hacienda y la vida
se ha de dar; pero el honor
es patrimonio del alma, 875
y el alma sólo es de Dios.

DON LOPE.
¡Juro a Cristo, que parece
que vais teniendo razón!

CRESPO.
Sí, juro a Cristo, porque
siempre la he tenido yo. 880

DON LOPE.
Yo vengo cansado, y esta
pierna, que el diablo me dio,
ha menester descansar.

CRESPO.
¿Pues quién os dice que no?
Ahí me dio el diablo una cama, 885
y servirá para vos.

DON LOPE.
¿Y diola hecha el diablo?

CRESPO.
Sí.

DON LOPE.
Pues a deshacerla voy;
que estoy, voto a Dios, cansado.

CRESPO.
Pues descansad, voto a Dios. 890

DON LOPE.(Aparte.)
Testarudo es el villano;
tan bien jura como yo.

CRESPO.(Aparte.)
Caprichudo es el don Lope;
no haremos migas los dos.

Acto II.i